► El conocimiento puede ser Creado, Descubierto, Capturado, Compartido, Destilado, Validado, Transferido, Adoptado, Adaptado y Aplicado.
► Si bien cada una de estas actividades para gestionar el conocimiento son importantes por si mismas si se llevan a cabo cada una de manera aislada, su mayor valor se genera cuando todas ellas se llevan a cabo de manera holística, integral y cíclica para asegurar que el resultado final sea mayor que la suma de sus partes y que el proceso de aprendizaje se mantenga, tal y como se muestra en el siguiente diagrama (“Learning to Fly”, Chris Collison y Geoff Parcel) :
► El primer paso es usar un proceso de aprendizaje para reflexionar en algún hecho que nos permita describir las lecciones aprendidas.
► Pero si bien es importante capturar esas lecciones aprendidas, navegar en una gran base de datos para identificar éstas, puede resultar complicado por lo que además de capturarlas y almacenarlas es muy importante encontrar mecanismos para destilar los puntos clave, de las mismas como activos del conocimiento.
► No obstante, no hay garantía de que las personas puedan acceder a estos activos del conocimiento a menos que estos se transfieran como puntos clave de aprendizaje a través de materiales de capacitación o procesos de negocio que el staff pueda usar.
► Con lo anterior el conocimiento puede ser realmente aplicado para generar un cambio, no obstante un elemento muy importante en todo esto es crear el ambiente adecuado para ello, lo cual no es sencillo.
► Para crear ese ambiente en el cual el conocimiento fluya de manera natural y espontánea se requieren: