La identidad digital es el uso de tecnología para asegurar y probar identidad (FATF, 2020). Con la consolidación del gobierno y la economía digital, las interacciones y transacciones que solo se realizaban en forma presencial están ejecutándose a través de sistemas de información interconectados. |
De allí surge la necesidad de tener en cuenta la identidad digital de cada persona para que se identifique y sea autenticada, obtenga los permisos para acceder a determinados recursos de información o físicos (por ejemplo, el acceso a un área) y realice transacciones a través de Internet o redes privadas (Pareja et al., 2017). La gestión de la identidad conlleva, por un lado, desafíos en cuanto a privacidad, protección de datos y nuevos riesgos de fraude y, por el otro, la necesidad de revisar y ajustar esquemas de gobernanza, marcos legales y tecnologías.
En muchos países, la prueba de la identidad oficial se proporciona a través de sistemas de identificación de propósito general (a veces denominados sistemas de identificación fundacional), como los sistemas nacionales de identificación y registro civil. Estos sistemas suelen proporcionar credenciales documentales o digitales (véase siguiente diagrama) que son ampliamente reconocidas y aceptadas por el gobierno, agencias y proveedores de servicios del sector privado como prueba de identidad oficial para una variedad de propósitos.
Fuente: Naser, A. (2021). Gobernanza digital e interoperabilidad gubernamental: una guía para su implementación. Documentos de Proyectos (LC/TS.2021/80), Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Santiago. https://www.cepal.org/es/publicaciones/47018-gobernanza-digital-interoperabilidad-gubernamental-guia-su-implementacion
La identidad digital puede clasificarse en dos categorías:
Identidad digital legal: es la que requiere estar vinculada a la identidad legal de una persona física o jurídica. Es necesaria, por ejemplo, para realizar transacciones con el gobierno o con instituciones financieras reguladas. Se plasma en documentos de identidad fundamentales (certificados de nacimiento para ciudadanos nútrales, registros de inmigración para ciudadanos legales o residentes, o documento nacional de identidad en ambos casos) para generar documentos de identidad funcionales (pasaportes, licencias de conducir, etc.).
Identidad digital (simple): es aquella que no requiere estar vinculada a una identidad legal física. Se utiliza, por ejemplo, para conectarse a redes sociales mediante una identificación de usuario (user) y una palabra clave (password).
Todo sistema de identidad cuenta con tres tipos de actores básicos (Deloitte, 2016):
Los riesgos del uso de la identidad digital están relacionados con los riesgos del uso de Internet y TIC. No son infalibles, pero adecuadamente gestionados los riesgos, la e-Id puede ser más segura que el uso de la identidad física. FAFT (2020) recomienda a los gobiernos usar un enfoque integrado y multi stakeholder para entender las oportunidades y riesgos del uso de la e-Id y desarrollar regulaciones, guías y orientaciones para mitigar dichos riesgos. Las plataformas de algunas administraciones permiten la utilización de más de un sistema de identificación para acceder a sus servicios (Digdir, s.f.). Ello entregaría mayor flexibilidad a los usuarios y reduciría el riesgo de único punto de falla al tener alternativas de identificación en caso de fallas de servicio de alguna.