En 1996, la CEPAL presentó el documento Transformación productiva con equidad: la tarea prioritaria del desarrollo de América Latina y el Caribe en los años noventa, en el que se propuso una tarea común para todos los países: la transformación de las estructuras productivas de la región en un marco de progresiva equidad social.
Las soluciones propuestas fueron conjugar estrategias de crecimiento económico, equidad distributiva e inserción internacional competitiva mediante la incorporación de progreso técnico en la estructura productiva, dado el contexto de globalización comercial y financiera que empezaba a experimentar el mundo de manera creciente.
En 1994 se presentó el documento El regionalismo abierto en América Latina y el Caribe: la integración económica al servicio de la transformación productiva con equidad, que concilia los procesos de inserción internacional y la necesaria profundización de la integración regional.
La nueva concepción del desarrollo también tuvo como objetivo crear condiciones que detuvieran el deterioro ambiental y mejoraran la calidad de vida de toda la población.
“A partir de 1990, la institución flexibiliza, entonces, el concepto de políticas de desarrollo que había acompañado al estructuralismo clásico en las cuatro décadas anteriores. Pero al mismo tiempo que admite la inevitabilidad de cambiar el marco regulatorio, analiza críticamente las reformas, señalando tanto sus méritos como sus errores e insuficiencias. Se reconoce la necesidad de revisar la participación del Estado en la vida económica y los instrumentos y mecanismos de intervención, pero se sigue asignando un papel clave a su contribución en la agenda de desarrollo socioeconómico en los ámbitos financiero, productivo, social y ambiental...” (Sesenta años de la CEPAL: estructuralismo y neoestructuralismo, Bielschowsky, Ricardo, 2009, Revista CEPAL No.97, 2009, p. 179 )