La estrecha tríada migración, derechos humanos y desarrollo sostenible ha sido reconocida en los debates de la comunidad internacional, logro al cual la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha venido abonando en los últimos años con su vasto acervo de documentos, investigaciones y contribuciones sobre los temas migratorios. A escala mundial sobresalen dos diálogos de alto nivel organizados por las Naciones Unidas en 2006 y 2013, respectivamente, la existencia de una creciente coordinación entre todos sus órganos, fondos y organismos especializados, la adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible —que incorpora objetivos y metas relacionados con la migración— y la adopción en 2018, en la conferencia intergubernamental de Marrakech, del Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular que, fundado en los principios y objetivos de dicha Agenda, reconoce plenamente la importancia de la dimensión regional de la migración internacional y la necesidad de cooperación. Precisamente, la CEPAL co-lidera el proceso de seguimiento de la implementación regional del Pacto al servicio de los países.
Tal como la CEPAL viene señalando, la migración en la región se ha vuelto más compleja, y las respuestas resultan insuficientes frente a los desafíos de los flujos mixtos, que incluyen niñas y niños migrantes no acompañados; las nuevas realidades que enfrentan los países receptores; las discriminaciones que sufren las personas migrantes; y, como corolario, el cuadro de contrastantes realidades expresadas en el sinfín de adversidades que enfrentan muchas de ellas en sus travesías a lo largo de todo el ciclo migratorio.
Por otra parte, si bien la migración interna pareciera tener una menor gravitación y protagonismo por el realce de la internacional, sigue siendo mucho más cuantiosa. En este contexto, la migración interna y la estructuración del sistema de ciudades en América Latina y el Caribe es otra de las dimensiones de la migración en las que la CEPAL viene contribuyendo con numerosos estudios e investigaciones que alimentan el acervo de la Comisión en la materia. Asimismo, la explotación intensiva de dos bases de datos de la CEPAL, únicas a nivel mundial, como lo son Distribución Espacial y Urbanización de la Población en América Latina y el Caribe (DEPUALC) y Migración Interna en América Latina y el Caribe (MIALC), ofrece evidencia empírica novedosa y sugerente sobre la migración interna y la reestructuración del sistema de ciudades en América Latina y el Caribe. Completa los esfuerzos de la Comisión en materia de información sobre migración la base de datos Investigación de la Migración Internacional en Latinoamérica (IMILA), que contiene información de los censos de los veinte países de la región.
En este sentido, el Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo es el marco de referencia fundamental de los trabajos de la CEPAL en la materia, que llama a planificar y ordenar el desarrollo territorial y urbano, con perspectiva de derechos humanos y de género, atendiendo la vulnerabilidad ambiental de las personas y comunidades de grupos étnicos y raciales discriminados, así como la mitigación y adaptación a los efectos del cambio climático. Lo es también en lo que refiere a la migración internacional, instando a proteger decididamente los derechos humanos de todas las personas migrantes, evitando toda forma de criminalización de la migración, garantizando el acceso a servicios sociales básicos, y prestando particular atención a los grupos en condición de mayor vulnerabilidad.
La CEPAL ha sido pionera en el estudio y las propuestas de abordaje de la migración en políticas y acuerdos, destacando la validez de la tríada mencionada y acompañando el activo papel de la región en los debates mundiales. La propuesta de la CEPAL sobre el desarrollo y la igualdad solo puede basarse en la premisa de que la migración no es un problema ni conlleva amenazas, sino que se trata de un bien común que podría contribuir a la disminución de la desigualdad y a la reducción de las asimetrías en un mundo globalizado. Es en ese sentido que la Comisión colabora técnicamente con los países para un mejor conocimiento de los asuntos migratorios –tanto en lo que hace a la migración interna como a la internacional– y la adopción de acuerdos, consensos y políticas migratorias. Más importante todavía, sus propuestas siguen contribuyendo al reconocimiento de la migración como una oportunidad para todos los países, comunidades y personas, y al análisis de las barreras que aún resta superar para concretar y potenciar esa contribución.