El comercio de servicios, y en particular los servicios modernos que son facilitados por las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), son los componentes del comercio internacional cuya oferta y demanda crecen de manera acelerada, al tiempo que su desempeño es más resiliente frente a crisis. Sin embargo, la dinámica de la oferta depende en gran medida de las políticas que se apliquen en este sector. Aquellas políticas que contaron con una participación activa y coordinada de los actores del sector tuvieron una mayor repercusión en el desarrollo de la industria. Esto resulta aún más relevante en iniciativas relacionadas con la captación de inversiones extranjeras, o aquellas orientadas a la formación de capital humano.