Naciones Unidas

Raúl Prebisch y los desafíos del Siglo XXI

Desarrollo y medio ambiente

Aún cuando dentro de la prolífica contribución de Prebisch, la temática del medio ambiente y el desarrollo sostenible tuvo un espacio acotado, puede afirmarse que precozmente detectó la importancia del tema y contribuyó a incluirlo en la agenda de la CEPAL ya a fines de la década de 1970, cuando alentó la creación en el ILPES de la Unidad de Desarrollo y Medio Ambiente, concebida por Osvaldo Sunkel, quien la dirigió entre 1978 y 1987. El artículo de Prebisch “Biosfera y desarrollo” (Revista de la CEPAL, Diciembre de 1980) demuestra esta temprana percepción de la problemática.

Raúl Prebisch incorpora la temática ambiental en su pensamiento a partir de su descripción de las estructuras del capitalismo periférico y de la relación centro-periferia. Son sus dinámicas de acumulación de capital y de distribución del ingreso las que generan los problemas relativos al medio ambiente. La constatación de que el modelo socioeconómico de los “centros” lleva aparejada la depredación de los recursos naturales y la degradación del medio ambiente, entre otras cosas, refuerza su convicción sobre la necesidad de un modelo alternativo de desarrollo, de una búsqueda autónoma de un camino propio para América Latina y el Caribe. 

Su artículo “Biosfera y desarrollo” (Revista de la CEPAL, Diciembre de 1980) es una llamada de atención sobre las consecuencias que el modelo económico imperante tiene sobre el desarrollo sostenible en el contexto de la segunda crisis del petróleo (1979). Prebisch aborda las razones que subyacen en la irracionalidad en la explotación del recurso energético y las graves consecuencias que el modelo de desarrollo tiene sobre la biosfera después de una década en la que surgen nuevas problemáticas. Desde la perspectiva ambiental, se cuenta con el impacto del informe del Club de Roma “Los límites del crecimiento” (1972), que advierte sobre la capacidad de carga del planeta y sobre la escasez futura de recursos naturales. Desde la perspectiva económica, la década estuvo marcada por el aumento del precio del petróleo, del que dependía fuertemente el modelo de industrialización, lo que provocó un fuerte efecto inflacionista y una reducción de la actividad económica de los países afectados, en particular los “centros”. 

El patrón de producción

Un factor explicativo se refiere a los incentivos a la investigación tecnológica, que han gatillado un cambio tecnológico que, si bien ha logrado aumentos incesantes de productividad, ha sesgado la innovación hacia el uso intensivo de energía sucia, de productos derivados de los hidrocarburos y de recursos naturales. Precios pretéritos de energía barata e ignorancia (y falta de internalización) de las externalidades ambientales han generado así una dependencia del camino (path dependency) productivo ambientalmente insostenible.  

Por su parte, las diferencias estructurales, que explican las características diferenciales entre las exportaciones de la región con relación a las de los países desarrollados, son señaladas no sólo para recordar la dependencia de América Latina y el Caribe de sus recursos naturales, sino para llamar la atención sobre la dificultad que tiene la periferia, frente al centro, a la hora de trasladar el aumento de costos internos provocado por medidas de defensa del medio ambiente. Esta dialéctica asociada a las características de la inserción de la región en las cadenas internacionales de valor y a la diferente asignación de las responsabilidades por las externalidades ambientales entre distintos productores (aquellos que pueden “exportar” mayores costos y los que no) y entre éstos y los consumidores en función de las elasticidades, se mantiene hasta nuestros días.

El patrón de consumo

Pero también es enérgica la crítica de Prebisch a la dinámica de la sociedad de consumo. En el caso de que los beneficios del progreso técnico logren incorporar a nuevos estratos sociales a la demanda, el modelo consumista del centro y la “soberanía del consumidor” como principio rector relega los valores humanos esenciales (equidad social, cultura, vida colectiva, preocupación por la biósfera, entre otros) a un segundo plano. La periferia imita ese modelo en detrimento de un desarrollo social y ambiental sostenible. 

Esta crítica al capitalismo imitativo, recogida en el documento “Cambio estructural para la igualdad” (CEPAL, 2012), se fundamenta también en que el desarrollo de una sociedad privilegiada de consumo es incompatible con la integración social de las grandes masas excluidas en forma persistente de las ventajas del desarrollo –preocupación central de la hora de la igualdad (CEPAL, 2010)-, y con la corrección de otras fallas del sistema, como las ambientales.  

En suma, en su visionario artículo Prebisch plantea algunos conceptos que han ido adquiriendo mayor visibilidad con el paso de los años y que fundamentan los elementos centrales del concepto de desarrollo sostenible, formalizado años después en el Informe Brundtland (1987). En las décadas posteriores, la reflexión sobre los estilos de desarrollo y el cambio de los patrones de producción y consumo ha sido central tanto en el pensamiento de la CEPAL como en las grandes cumbres de desarrollo, desde la Cumbre de la Tierra (1992) hasta la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible (Rio+20). No obstante los desafíos planteados por Prebisch persisten, muchos de ellos insuficientemente atendidos, y el engaño de un modelo de desarrollo que no tiene en cuenta sus efectos sobre la biosfera y que no asume sus reales costos continuará agudizando los problemas existentes y reducirá las propias opciones del sistema para reproducirse.

Las contribuciones más recientes de la CEPAL en materias de desarrollo sustentable y cambio climático están contenidas en el documento “Horizontes 2030. La igualdad en el centro del desarrollo sostenible”, presentado en México en mayo de 2016, en el marco del Trigésimo sexto periodo de sesiones de la CEPAL. Está propuesta se articula en torno los 17 Objetivos  de Desarrollo Sostenible (ODS), de los cuales siete se relacionan con temáticas medioambientales y de asentamientos humanos. A saber, el principio 6: garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos; el principio 7: “garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos”, el principio 11: “lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”, el principio 12: “Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles”; el principio 13: “adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos”; el principio 14: “Conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible”; y el principio 15: “proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad”. En los análisis y propuestas de estos objetivos es muy notoria la influencia de los enfoques cepalinos al desarrollo sostenible, incluidas las intuiciones originales de Prebisch.

Entrevistas

HORIZONTES CEPAL – Capítulo 5: Entrevista a Joseluis Samaniego (2017 - 29:13)

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